Adolescentes libres de móviles.

En el año 2023, dos profesoras iniciaron una recogida de firmas para solicitar al Gobierno que se prohibiera el uso del móvil a los menores de 14 años. Eran dos peticiones diferentes, pero cuando las promotoras se dieron cuenta de que su objetivo era el mismo, decidieron unir sus fuerzas. Ángeles Sánchez y Natalia Jiménez recogieron inicialmente más de 63 000 firmas, que llevaron al Congreso de los Diputados a principios de 2024. Esta iniciativa puede considerarse el germen de la constitución de un movimiento denominado Adolescencia libre de móviles.

Los objetivos de esta organización son los siguientes:

  • Retrasar la edad de entrega de teléfonos inteligentes a los menores
  • Concienciar y empoderar a las familias para que puedan trabajar estos temas con sus hijos e hijas
  • Acompañar a la infancia en los procesos derivados del mal uso de los móviles
  • Trabajar para que el uso excesivo de móviles sea considerado un problema de salud pública
  • Generar conciencia crítica ante la implantación y empleo de dispositivos móviles entre los menores. Se propone trabajar estos asuntos en el entorno familiar y en el escolar.
  • Solicitar a las instituciones medidas para la regulación del acceso de menores a contenidos inapropiados o peligrosos.

En sus documentos dejan meridianamente claro que no les gustan las prohibiciones, que no son anti-móviles o anti-tecnología, y que su pretensión es lograr mediante el diálogo y la reflexión que los menores accedan a los móviles lo más tarde posible. Su edad de referencia para son los 16 años, pero tampoco en esto son intransigentes.

Desde su fundación han desplegado una actividad frenética, expandiéndose por la geografía española y generando documentación, debates, iniciativas educativas, participando en programas de televisión, …

Su medida estrella es un pacto de las familias, por el que padres, madres, hijos e hijas pactan el momento de la adquisición del móvil, y, en el caso de que ya lo tengan, se ponen de acuerdo en unos mínimos en cuanto al acceso y uso de tecnologías conectadas, y establecen cauces para su seguimiento y supervisión. Aunque la clave del pacto está en el diálogo, también se contempla el control parental, encaminado a revisar la huella digital de los menores y restringir el tiempo, el acceso y el uso de la cámara del móvil. El pacto también contempla la importancia de pedir ayuda inmediatamente cuando se den situaciones problemáticas y explica a quién acudir.

Es posible que no todo el mundo esté de acuerdo al cien por ciento con el argumentario de esta entidad. Sin embargo, creo que merece la pena explorar su página web y tomar nota de la gran cantidad de recursos que ponen a disposición de la sociedad para que hagamos un parón y reflexionemos sobre nuestra relación y la de nuestros hijos con las pantallas y los móviles. En el fondo, nos están invitando a ser protagonistas de las decisiones que tomemos en este ámbito.

Su propuesta parece razonable:

  • Pensemos si un niño necesita un móvil y para qué.
  • Conozcamos todo lo que ponemos en sus manos cuando le damos un móvil —distracciones, peligros, acoso, pornografía, desinformación, adicción—.
  • Valoremos si un menor de 16 años es competente para gestionar autónomamente todos esos recursos y evitar los peligros.
  • Decidamos en consecuencia si le damos un móvil, y si lo hacemos, en qué condiciones.

Ilustración: Cartel promoción campaña Adolescencia libre de móviles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

© 2024 Creado con Royal Elementor Addons