En el mundo de las tecnologías se producen cambios de una manera tan vertiginosa que no resulta sencillo responder a esa exigencia popular de “estar al día”.
Todo el mundo habla de la inteligencia artificial. Da la impresión de que la inteligencia artificial va a invadir nuestras vidas, va a quitarnos el trabajo y va a ofuscar nuestra percepción del mundo. Parece que pronto seremos incapaces de distinguir lo que es real de lo que es inventado, lo que es imagen creada artificialmente de lo que es una fotografía, textos creados por humanos, de textos generados por máquinas.
Cualquier innovación tecnológica genera dudas, desde las filosóficas o morales, a las meramente económicas. En este caso estamos ante una revolución de unas dimensiones tan inabarcables, que las dudas y los temores se multiplican.
Hay muchas derivadas de este fenómeno: La verdad, la propiedad intelectual, la creación en todos los campos del arte, la educación, … Las más importantes, las que se refieren a la verdad. Sí, a la verdad, sin apellidos.
Quizás no lo hayamos pensado nunca, pero en nuestra vida cotidiana usamos la observación de imágenes para confirmar informaciones. Si nos cuentan que ha ocurrido un accidente, por ejemplo, intentamos ver fotografías para calibrar la gravedad de sus consecuencias. Si nos dicen que una manifestación ha sido un éxito, intentamos confirmarlo viendo imágenes del acto y elaborando nuestras propias conclusiones. Pero ¿qué ocurre si no sabemos si las imágenes son reales o inventadas? Conocemos el poder de manipulación mediante imágenes trucadas o encuadradas de una manera determinada, pero ahora las posibilidades de manipulación van más allá, hasta la invención total de acontecimientos que no han sucedido o que han sucedido de manera totalmente diferente.
SI ya hace muchos años que sufrimos una epidemia de noticas falsas, las posibilidades que ofrece la IA para construir mentiras basadas en relatos falsos y aderezadas con imágenes y vídeos manipulados convenientemente, nos promete un futuro agotador, en el que habremos de dedicar esfuerzos ingentes a detectar la verdad entre tantos recursos para la mentira.